Se ha dicho que provocar emociones y sentimientos en un spot o anuncio publicitario es bueno para generar empatía.
Si lo que se quiere es llegar a las emociones de la gente y con esto convencerles de adquirir un producto debemos entender qué es lo que le hace a una persona sentir una emoción que lleve al deseo.
El deseo es la expresión de la mente plasmada en alguna idea de satisfacción o éxito.
Ahí entra la publicidad, caminando detrás de todo un estudio del propio producto, y teniendo segmentado el grupo de gente al cuál se dirigirá el mensaje. Ahora solo falta que la creatividad se convierta en ese punto de luz al final del túnel de la emoción del consumidor.
En otras palabras, una vez que sepamos qué busca el cliente detrás del producto, ya sabemos cómo decirlo.
Eso se logra con cuatro sencillos (pero jamás simples) pasos:
- Encuentra la ventaja del producto
- Segmenta el grupo al que lo dirigirás
- Descubre el insight
- Descubre cómo tu producto satisface el deseo.
Claro, no debemos olvidar que en el producto está la clave del éxito o fracaso, la mejor inversión publicitaria que se puede hacer es mejorar el producto.
Lo más importante es siempre encontrar esa manera en la que tu producto se convertirá en la satisfacción del cliente. No olvidemos que cada producto es una promesa que necesitamos cumplir.
Por ejemplo, si tenemos una marca deportiva que ofrece “triunfo”, debemos encontrar a quienes buscan el triunfo como una forma de vida, no sólo a una persona que se siente triunfadora al pasar horas frente a la televisión.